«Influyó desde el principio, ya en su primera edición en Mérida, a la que me apunté engañado por un amigo.
En aquellos momentos yo era una persona bastante sedentaria y fuera de forma.
¿De verdad pensaban que iba a ser capaz de hacer lo que hacía aquella gente?
¡Imposible!
Pero me apunté de todas formas y, con ayuda de los demás, conseguí superar todos los obstáculos.
Ahí fue donde Farinato Race me enseñó que mis límites estaban mucho más allá de lo que yo creía.
Desde Mérida me propuse descubrir hasta dónde llegaba mi capacidad.
Corrí la Farinato Race de Sevilla para intentar superar todos los obstáculos por mí mismo, y lo conseguí.
Volví a Mérida con el objetivo de correr más rápido, y también lo conseguí.
Quise ser el primer español en completar dos de las carreras más duras de Europa en un fin de semana y hacer récord de circuito, y logré de nuevo.
Farinato Race me enseñó dónde no estaban mis límites y por eso los sigo buscando cada vez más lejos».
Antonio Rubio. 102 kilómetros, 235 obstáculos, 14 horas y 14 minutos.